Ruido. Se paralizan los pies. Me niego pagar un taxi. Se ha
saltado la cadena y con ella salta todo la buena fe que tenía para sobrevivir
este día. Hace un par de semanas, (o era ayer?) había una persona a mi lado que
sabía reponer la cadena y lo hacía con una sonrisa, manos negras y sin ningún
suspiro. Maldigo la cadena y mis malditas ganas de caminar sola por el mundo,
sola conmigo en la enfermedad y en la salud. No sé que soy sino un residuo
desviado de alguna idea independiente y feminista, equivocada desde principio
al final. Con la cadena que ha saltado el mundo se me cae encima. Nada encaja,
el sol quema y no quiero ir a ninguna parte, no sé cómo voy a poder trabajar,
cómo voy a poder regresar a la casa vacía, cómo voy a poder terminar de hacer
las maletas para volver a irme, construir una ruta, mantenerme de pie, volar
sobre mares con la idea de sanarme caminando por nuevas tierras. ¿A quién
quiero engañar? Mis sueños se deshinchan por segundos, algo hace sombra
alrededor mío, no veo nada y me doy cuenta que es por la cortina de lágrimas
que me están cayendo… digo todas las palabrotas que sé en todos los idiomas
pero la cadena y yo no nos entendemos. No me entiendo con nadie y todo es una
puta mierda. Sola conmigo en la enfermedad y en la salud.
Amén.