miércoles, 30 de septiembre de 2009

Ingrid

Esta semana parece que tengo visita. Se llama Ingrid y tiene doble corazón. No sé qué significa, pero me ha dicho que un día de estos me lo contará. Hay gente que tiene dos pulmones para respirar mejor, y habrá gente que tengan dos corazones para querer mejor. Me lo dijo al entrar. Yo no le quería abrir la puerta, me da miedo si me tocan el timbre por la noche, miré por el agujero, pero el hecho es que lo que vi era tan pequeño, tan pequeña ella que no podía decirle que no. Así que entró. Después volví a cerrar con las dos llaves y espero que hasta mañana no venga nadie más. Está durmiendo en mi cama porque no tengo habitación de invitados pero sí tengo una cama grande y coincidía que justo había limpiado. No quería cena ella, así que estoy cenando sola y oigo pequeños ronquidos desde mi cuarto. Hay gente que tiene mascotas, novios que vienen a verles y que se quedan a dormir, yo suelo dormir sola pero esta semana parece que tengo a una Ingrid ocupando el lugar de la segunda almohada. Sabía yo que por algo tenía dos. Mañana le prepararé el desayuno y después iremos a caminar. Es tan pequeña ella, que no sé qué cosas le gustarán, pero le quiero enseñar el barrio. Tampoco sé de dónde viene, porqué está aquí, porqué tiene dos corazones ni qué hace con ellos. A ver si mañana me contará. Voy a dormir, acompañada de nuevos ritmos.

viernes, 25 de septiembre de 2009

invitación

El hecho es que no toqué la puerta. El hecho es que entré sin preguntar y vi platos medio acabados, camas deshechas, globos deshinchados, una piñata rota en el suelo y muchos colores. El hecho es que toqué todo, y mis lágrimas caían sobre las purpurinas, las lentejuelas, sobre las tartas no comidas y sobre las manchas de vino en la alfombra. Ahora hay huellas mías sobre los vasos de cristal, mi forma del cuerpo se ha quedado en el sofá, no soy yo, son mis fantasmas, mi envidia y mis comidas de olla que han dejado trazos en una casa que no es mía. No sé de quién es, pero sé que no estuve invitada, y cuando me llegó la noticia, ya todos se habían ido. Ni siquiera el dueño de la casa estaba, se habría huido con los demás. Y yo no sé exactamente a quién estaba buscando. Parece que es difícil encontrar si no sabes lo que buscas. Pero, como no había nadie, por un momento me imaginé que la casa era mía, y salí al balcón para saludar a los vecinos y a los que pasaban por la calle de domingo. Primero como si fuera la reina saludando al pueblo. Luego como si fuera la vecina de toda la vida y dije en el aire: he hecho un pastel, ah, cómo haces para tener la bogan Vila tan bonita, y me parece su césped más verde que el mío, puedo echar la siesta en el suyo? Mi marido es alérgico, así que vamos a poner cemento, sí ya ves, sacrificios y menos verde. Y así charlando hasta que me di cuenta que llevaba demasiado rato imaginándome cosas que no eran verdad y entré del balcón. No sé como me fui de allí, pero el hecho es que más tarde, el mismo día, me encontré en el parque estirada en un banco mirando el cielo. Contaba nubes, tejía frases para decir cuando me quedara callada delante de alguien importante. Y mirando un poquito más allá, vi castillos en el aire donde se celebraba fiestas y estaba yo invitada. El hecho es que no sabría llegar a tiempo.

...

Ayer fui al dentista y me dijo que mirara fijamente el reloj de arena que tenía puesto en la ventana y que nada iba a doler. Que el dolor no es tiempo y que la arena acaba y luego vuelve a caer. Sólo hay que darle la vuelta. ¿Al dolor?, pregunté yo. Al reloj, contestó el dentista y me miró fijamente la boca y me sentía bastante incomoda. ¿Fumas?, preguntó. Pero fue una exclamación afirmativa, de esas que no esperan respuesta. Sí, le dije yo, de la manera que podía, con cinco aparatos en la boca. No puedo tragar, advertí. Pues el dolor no se traga, dijo él. Y se calló y se concentró en su trabajo, y a mi me seguía doliendo...

esas cosas que no sabemos si existen

Dicen que no existes. Dicen que solo eres una proyección de lo que yo he querido encontrar en la vida terrestre. Que no existes. Que lo que vive dentro de mi solo es una sombra de lo que añoro. Un reflejo de todo lo que pensaba que no era capaz de sentir. Y si solo eres tu. Dicen que el cielo no existe. Yo sé que sí. Hay ángeles que vienen de allí y dicen que solo es un espacio paralelo donde para todo aquel que no supo sobrepasar lo malo que le esté pasando. Me quiero imaginar que sí existes, y creo que eres más real de lo que yo nunca podré ser. Nos estamos llamando desde lejos. Estoy construyendo antenas en el castillo de arena...no flota en el aire como yo, intentamos quedarnos en tierra...