domingo, 20 de julio de 2008

El pez que se muerde la cola

Soy el pez que se muerde la cola, y me duele y me cuesta nadar. Soy los sueños, los abrazos, las caricias, el azul de mis ojos, del mar. Encima mío hay barcos pintados que pierden bensina, le dejan negro al pez que se muerde la cola. La cola está pegajosa, la utilizo para fijar las fotos del verano pasado en el album que al final me quisiste dar. Soy el pez que se muerde la cola y los dientes me rozan y las cosquillas me hacen reir. Me rio de mí, de mi río que no sé seguir. Quería nadar, pero hago trampas, me apoyo en piedras, salto y sobrevuelo con las alas que me construí durante escalas en Amsterdam. Me choco con cometas que no pesan nada y me siento pesada y me hablo en sueños que no me dejan descansar. Y en el descanso del medio día me fumo un piti que me dejé en el cenicero y que me cuenta historias sobre el cáncer y el amor. Y el amor no es comparable con las ganas que tengo de no tener a nadie y de esconderme en ti y nunca volver. Al mundo que pensaba era otro pero resulta ser tuyo y yo ya no sé mi lugar. ¿Será en el agua del río que lleva al mar? Soy el pez que se muerde la cola, la cola brilla. Soy el pez que quería ser serenita, que huye y no se deja querer. Soy el viento que observa la vida, que provoca marea, que es transparente y totalmente leal. Soy las ganas de ya ser otra, de apuntarme a conocerte y a dejarme tocar. Soy el pez que se muerde la cola, que nada sola, un nadar de animal de tierra y no de mar. El mediterráneo es vuestro, estoy de visita, sois generosos y yo una madame fatal. Soy el pez que se muerde la cola, hasta no reconcerse, hasta dejarse morir y flotar.

Un pollo cualquiera


Cualquiera diría que soy un pollo cualquiera. Intento hacer cola en la parada del bus, miro la tele, libro los fines de semana y me llevo a la familia y al perro en mi coche a la playa. Intento hacer cola en el registro civil, y en mi casa maldigo el sistema, la administración pública y el Madrid. Intento hacer cola en el puesto de las verduras, pero están cerrando y todos gritan y me cuelo igual que los demás; ahora será mi turno. He salido a las siete y media del trabajo, hago jornada intensiva y así entro antes, como menos, y salgo igual de tarde pero apurado para ir corriendo al mercado, porque en nuestra familia nos ayudamos con las tareas de casa. Mi mujer limpia, friega los platos, lava la ropa, cocina y prepara las listas de la compra. Y yo voy al mercado. Ay como me grita la señora, ¿cuál quiero? Tomate verde de canarias, tomate de rama de canarias, tomate cherry de canarias, tomate de ensalada de canarias, o simplemente tomate rojo blando casi pasado para hacer pà amb tomàquet, aunque el tomate también sea de canarias. En un momento me coge una indecisión bastante importante: mi mujer no me ha especificado en la lista qué tipo de tomate quiere. Un kilo, ¡¿pero de cuál?! ¿Será imbécil ella? ¿Sabéis qué? Hoy salgo de la Boquería sin tomate, tiro la coliflor al suelo, me saco la corbata y me voy. Iré a la estación de Francia y cogeré el primer tren que pase. Iré a ese París del que leí de joven, el que no se acaba nunca. A la aventura.
Ilustración: Diego Ingold

Tengo un collar tuyo

Tengo un collar tuyo. Es de plástico, blanco. Sólo quería preguntarte si te pasarás algún día a buscarlo. No te habrás olvidado de donde vivo. Ven a buscarlo si quieres. Tú tienes un pijama mío. Es de franela. Y de muchos colores. Lo dejé en tu casa porque sabía que vendrían más noches fríos. Esta primavera ha tardado en venir. Me imagino que no te lo has puesto. Te iría pequeño, pero abriga muy bien, y el nórdico que tienes está muy gastado y no da tanto calor... y las ventanas que no cierran bien...habrás estado resfriado todo abril. Vi que hay una pastilla nueva en la herbostería que va muy bien. La toma Agustina, ¿te acuerdas de ella? No las has arreglado aún, ¿verdad?. Las ventanas digo, que no cerraban nada bien. Me han dicho que hay subvenciones del ayuntamiento si quieres poner doble cristal, así harás todo de golpe, cambiarás las cerraduras, pintarás - que es un momento - y lo de los cristales, tengo un número donde te informan. El día que busques el collar te lo daré. O si quieres antes. Me parece que ya no te pones collares. Yo no me lo he puesto, lo tenía al lado de la cama, pero ya lo he puesto en otro sitio. Ven a buscarlo si quieres. Te puedes quedar con el pijama. Ya no tengo frío, y el invierno que viene nos habremos olvidado. Yo sigo donde siempre. El collar es bonito pero no te lo voy a enviar. Ven a buscarlo si quieres.

Mormor

En kväll är himlen mörkare än vanligt och hon står i fönstret och tittar på stjärnorna. Hon tänker att däruppe finns de döda och hon blir inte rädd av tanken. Det är som att stjärnorna talar ikväll. Och det är roligt att fantisera. Hon ser mormor gunga på månskäran. Hon bär pärlörhangen av plast och hennes öronsnibbar är uttänjda. Runt halsen bär hon alla barnens navelsträngar hårt lindade. Hon sjunger att de värmer, aldrig stryper henne. Hennes hy är rynkig och hon har sin morgonrock av grön plysh på sig. Alldeles lugn är hon, stressar inte och bjuder inte på vattenchoklad eller pulverkaffe. Äter inte skorpsmulor och tjatar inte om att man måste läsa tyska eller klagar över att de inte stavar rätt i tidningen nu för tiden. Huden är slapp men len och mjuk. Hon dansar till Grieg, Bergakungens sal. Till efterrätt är det kräm, den nyttigaste efterrätt man kan tänka sig. De spottar körsbärskärnor på varann och mormor säger att det är bigaråer, inte körsbär.

Rökning Förbjuden

Det var ju bara det att hon trott att allting skulle bli annorlunda nu. Hon skulle vända och vrida på huvudet och plötsligt bli lugn och aldrig oroa sig mer. Dansa mitt på dansgolvet som en fläck, vinande, snurrande, svettig som ett ögonblick som inte vill försvinna. Älska. Veta att skilja på älskandet från alla andra känslor.
Däruppifran ser hon staden närma sig. Jordnötterna är slut och händerna luktar våtservett. Hon trycker handleden mot näsan, en dust av tre olika parfymer. Havet ligger stilla väntande under dem. Planet kränger och hennes sida lutar nedmot hamnen. Hon ser alla de välbekanta gatorna och byggnaderna och fylls av en ljusvarm känsla. Trött från himmelriket, molnlandskap lika verkliga som drömmarna. Öronen molar, motorerna mullrar. Hon lutar huvudet mot fönstret och fortsätter blicka ned.
Nästa steg på marken, luften är ljummare än hon trott. Nästan vår. Hon står i en bubbla och hör de andra prata på flera olika språk. Hon är hemma nu fast borta. Orden sveper genom henne. Hon är sin egen bubbla. Svårt att allltid vara verklig. Bussen svänger. Skyltar på annat språk. De tror att hon inte forstår och säger något om hennes jacka. Men hon tänker inte låta sig störas om verkligheten smyger sig för nära utan att hon är beredd. Hon pratar lite med en tjej som har håret instoppat i en mössa. Hon har beställt resan idag och färgat håret på planet. Hon ler med hela ansiktet och Klara ler tillbaka. Hon har bara handbagage och frågar efter bästa sätt att ta sig in till stan. Hon har fräknar och hennafärg i pannan och Klara säger att tåget är billigast. Hennaflickan ler igen och önskar henne lycka till och säger att hon avundas Klara som ska stanna längre. Hon svänger med sin virkade väska och går mot tågen och Klara fortsätter att le. Människorna slappnar av och tänder mer än nöjda en cigarett medan de väntar på bagaget. Mobiltelefoner knäpps på och förväntan blandar sig med cigarettröken och ingen ser skylten med rökning förbjuden.

Ayer, hoy y mañana

Ayer
Y puse los pies en el suelo y noté el frío de la ventana que no cierra. Y miré el techo y conté las manchas verificando que no había ni más ni menos que el día anterior. Y empecé a hablar en el metro, les conté que de pequeña había estado viva, que había ido corriendo por el bosque en un país lejano, que había tenido una colección de moscas en botes de cristal, en un rincón del balcón de la casa del campo. Mirando el cielo buscaba figuras en las nubes y en verano llevaba una manta a la playa por si se ponía malo el día. Y galletas maría y limonada a una playa de piedras. Les conté que ya no sabía mi nombre pero que me gustaba cantar.
Hoy
Y a veces les canto y me bajo en la estación de Paseo de Gracia porque allí ya hay un señor que canta, tiene mi edad pues yo ya tengo 80 y los años han volado. Y cantamos juntos y yo a veces hago pasos parecidos a algún baile, la gente no nos mira, excepto una vez que nos aplaudió un chaval y me puse roja de la emoción.
Mañana
Siempre me decías que me querías más que ayer pero menos que mañana. Y esos mensajes los guardaba, hasta el día que me robaron la memoria. Y tengo notitas por toda la casa para acordarme de mi nombre, y de peinarme, y de tomar el café con croissant que me gustan tanto. Y mañana iré a comprar, cosas dulces, los boniatos del otoño y algo de sol. Porque ya viene el invierno y hará frío, y recordaré muy a dentro como nos solíamos abrazar y salir juntos a tomar el aperitivo en la plaza que estaba delante de aquella casa que era nuestra.